Intrascendente

Su Mente cansada y sus ojos débiles son ahora armas pesadas que no le sirven de nada… en su interior, en su alma, esta nervioso, ansioso, hay una guerra ahí dentro... pero superficialmente está em calma. Sus ojos reflejan su interior cargado y listo para soltar las bombas, está confundido, y un veneno lo consume quemando sus sentidos y cegado su razón; esta en llamas, devorado por sus miedos y tan cansado que es incapaz de hacerles frente mientras el reloj avanza y el tiempo lo devora… y a su espalda está la realidad… dura, fría e inquisidora que solamente observa.

Está loco, en trance y no va a renunciar porque se siente contra las cueras y piensa que ya nada importa, bajó los brazos y el veneno lo atraviesa y lo consume como una droga nublando su mente y simplemente ya no siente, ya no piensa, no insiste y es ahora una bestia dominada por el miedo y sus fantasmas que además saben que su pluma siempre responde… Esta perdido en su mente, sus ojos miran adelante y no parpadean… se pierde en la música, se consume en el momento, esta poseído y no mira para atrás… no le importa perder la oportunidad de volar… aunque esta venga una vez en la vida y sea el sueño de su alma encadenada y moribunda... sueño visto y ansiado mil veces a través del agujero de la puerta… mientras esperaba con ansias los funerales y un soplo de viento agite el vaho putrefacto que lo rodea.

No hay más juegos, lo devoró el miedo y el cansancio afloró su rabia por el mismo y ahora gases lacrimógenos cargan la tinta de su pluma y los dispara con fuerza sobre los papeles amarillentos… no tiene fuerzas para contenerlos y se liberan sus temores dominándolo todo mientras actúan como dos perros enjaulados hambrientos y sedientos cuando son puestos en libertad.

Su mirada fria y fija cambia, se siente liberado y por un instante sus pesadillas se han ido… ahora ellos queman los papeles bañados en tinta con fantasmas engendrados en las culpas y plasmando los miedos cargados con ácidos virulentos con filo y puntas infectadas...

Despertará cuando se cuente del uno a diez, o se estrelle de frente... y para cuando abra los ojos y vea la luz del sol... sentirá un inmenso dolor amplificado por sus actos, porque la realidad lo abofetea al revelarle sus actos y solo ahí reacciona, pero tarde, porque cuando gire su cabeza solo vera un espacio vacio.